Kelly Reichardt I Estados Unidos I 80 min I 2008
Casi tan pequeñita como Old Joy pero con una narración ligeramente más sólida Wendy and Lucy es, tal vez, por tener a Michelle Williams como protagonista, la puerta de entrada más accesible para conocer el cine de Kelly Reichardt. Un cine de tiempos muertos y de reflexión interna. Donde un suspiro, un gesto o una palabra tienen la capacidad de aflorar entre el silencio con una potencia indescriptible. Un cine de historias mínimas y de personajes extraviados, entrañables y por supuesto: enormes.
Pasan los primeros minutos y ya se sacuden las preguntas: ¿Quién es Wendy? ¿De dónde viene? ¿Qué hace sola recorriendo el lado B de Oregon? ¿Por qué esa meta de llegar a Alaska? ¿Qué busca en ese destino? ¿Qué historia narran sus percances? ¿Es acaso otra odisea romántica en busca de la vida salvaje a lo Into the Wild o una historia concreta sobre el fracaso del sueño americano y la primacía del dios-dinero? Con ternura, atenta siempre a captar el plano luminoso de la existencia, Reichardt denuncia con nostalgia un presente abrumador e imbatible. Ya no hay nómades atravesando la geografía a bordo de vagones cargueros. Solo el ruido de trenes que van y vienen y pasan livianos de una punta a otra del país. Como si tomase el fragmento insignificante de una extensa road movie, la realizadora hace de la pérdida de la perra y compañera incondicional Lucy, una tragedia, que sin golpes bajos nos sepulta hacia el final una tuerca en la garganta que en su deambular, resuena a impotencia y hastío.
¿Qué será de Wendy? ¿Qué será de Lucy? Es lo único que me pregunto.
Yorumlar