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Viskningar och rop [1972]



Es literalmente lo que dice el título. En una de su primeras a color, Bergman no lo duda y va directo al rojo. Pienso igual que aquellos que dicen que es la más autoparódica del sueco en la medida en que todo es exageradamente prolijo, medido y ascéptico. Todo se desplaza con la misma lentitud con que el cuerpo cancerígeno de Agnes se dirige hacia la muerte. Los personajes acarician el silencio moviéndose lo justo y necesario como si pudiesen sentir y ser conscientes de su propio peso. No faltan los largos monólogos con la mirada clavada a cámara hablando del dolor, de la culpa, del arrepentimiento y de ese profundo temor a que la realidad sea en verdad una materia volátil y evanescente. Bergman filma la agonía y finitud del ser humano con la inocencia de un niño mirando fijo a los ojos ciegos de un dios mudo.


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