TPB AFK [2013]

Simon Klose I Suecia I 82 min I 2013

Si hay un documental clave para entender donde estamos hoy parados en cuestiones de copyright y file sharing definitivamente es éste; y como no podía ser de otra manera, el foco está puesto sobre el tracker de BitTorrent más grande del mundo, nada más ni nada menos que The Pirate Bay. Los fundadores del sitio: Peter, Fredrik y Gottfrid, unos wachos de no más de 30 años se vieron involucrados entre el 2008 y 2012 en diferentes juicios en su contra liderados por los abogarcas de Hollywood y otras distribuidoras. La tensión estaba clara: más allá de la pantalla comenzaba a crecer otro mundo, a expandirse aceleradamente como tentáculos de un Chtulu invisible; películas, discos, documentos de todo tipo viajando a una velocidad imparable de una punta a otra del planeta. Para principios del milenio (ejemplo claro es Napster) el futuro había llegado hace rato, pero las productoras multimillonarias recién se rescataban de que esto afectaba su negocio cuestión que no tenían problema en garpar el papelerío, el lobby y lo que fuera que haya que garpar para frenar el cauce virtual. Ja, qué ilusos!

TPB AFK, siglas de The Pirate Bay Away From Keyboard, le hace honor a su título. Lo que vemos acá es el rostro de estos tres bochos de la informática durante los juicios que tuvieron que atravesar y su temor a perderlo todo. Por un lado, está Peter Sunde, el más lúcido y organizativo, el que se pone la diez para hablar y bajar la data de cuál es la posición de TPB en todo esto. Luego, tenemos a Fredrik Neij, quien se metió en el bardo porque tenía ganas de manejar consolas que jamás podría adquirir, un borrachín que no habla mucho pero cuando lo hace le salta toda una vena racista y neonazi. El tercero es el más enigmático: Gottfrid Svartholm alias "anakata", un verdadero genio de la informática, sin lugar a dudas, el tipo que hizo que el tracker sea el faro que es hoy, el más topo de los tres y del que menos se sabe de su vida.

Puede que el documental caiga en tecnicismos geeks como también judiciales. Puede incluso que a quienes no son de descargar nada esto les pase frente a los ojos como una bolsa de nylon movida por el viento, lento sin emoción. Lo que hay que entender es que desde sus inicios Internet se hizo y se sigue haciendo entre todxs, y todxs, son gente anónima, personas desparramadas por los 6 continentes, dando y recibiendo archivos, en la mayoría de los casos, desinteresadamente, solo por el simple placer de compartir y alimentar el sistema nervioso del mundo virtual. Para algunos son héroes, para otros enemigos del derecho intelectual, para otros, un par de nerds que disfrutaban del reto tecnológico que era manejar e interconectar esa cantidad inconmensurable de computadoras.

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