Un rape & revenge convertido hoy en pieza de culto. Explotaition sueco de esos que tanto le gustan al amigo Quentin Tarantino. Un hecho de abuso por un viejo degenardo marca el precedente de lo que vendrá después. Así funciona el trauma. En el caso de Frigga, desde ese instante deja de hablar, se queda muda. De más grande la cosa todo empeora. Acepta un viaje con un tipo y lo que parece un paseo la ciudad se vuelve un inferno donde ella termina siendo adicta a la heroína y el su proxeneta.
Hay escenas de sexo explícito, una fascinacicón del lente por mostrar los estados alterados de los personajes y como acto de justicia, una cacería sangrienta al mejor estilo Kill Bill. ¿La mejor venganza? La última, donde después de tirotear a su captor, lo ata a una soga y lo hace carrear por un caballo a través de un camino de tierra. Hermoso.
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