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The Devil and Daniel Johnston [2006]


Jeff Feuerzeig | Estados Unidos | 2006 | 105 min


La mente de Daniel Johnston fue de una consistencia demasiado pura, demasiado genuina para estar en sintonía con este mundo cruel. Una persona que se convirtió en artista porque no le quedaba otra, por salvación a sí mismo, porque crear era su única forma de estar vivo. Muchos pensamientos atrapados en una sola cabeza, un diagnóstico psiquiátrico y ciertas acciones que lo señalaban como un maníaco-depresivo, ideas sobre el diablo producto de su crianza bajo una estructura creyente y ultraconservadora, la soledad típica de un incomprendido y la frescura del que por urgencia expulsa desde la más sentida sinceridad.


Las canciones de Daniel Johnston sonaban rasposas, crudas, deformes, desafinadas. La voz de alguien herido. Durante muchos años también fueron cintas de cassette acumuladas en cajas de cartón que casi no vieron la luz. Melodías garabateadas sobre imágenes de un amor platónico o personajes que absorbía de comics. Luego, porque el destino así lo quiso, sus temas se convirtieron en la cúspide del sonido lo-fi; Kurt Cobain peló una remera con la portada de Hi, How Are You mientras la gente le caía de explote al McDonald donde laburaba.


Así fue como de años de estar encerrado en la casa de sus viejes pasó a ser un ídolo de culto que tocaba con Butthole Surfers y saboreaba de a poco el amargor del LSD, lo que quiere decir, bardo, secuencias, accidentes. La difuminación total de la línea que divide lo real de lo irreal o porque no, la delgada línea que divide la vida de la muerte. No hay mucho más que se pueda decir. The Devil and Daniel Johnston es una patada al cora, es tirarse de cabeza al cerebro de este músico y conocer otra forma de nadar, de respirar, otra perspectiva desde donde mirar -o no mirar- el mundo.


“Despair came knocking at my door and I let her in”

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