Richard Fleischer I Estados Unidos I 97 min I 1973
Como pasó con muchos otros largometrajes, se podría decir que el contexto pandémico y postapocalíptico que estamos viviendo y continuaremos padeciendo por el resto de nuestras cortas vidas ayudó a resignificar la película de Richard Fleischer y porqué no a delimitar imaginariamente el cuadrilátero de nuestro presente. El dato curioso es que la fecha de esta obra futurista está acá nomás, a un par de meses, en 2022.
Soylent Green encara su visión del desastre ecológico con unas ideas que sin mucho esfuerzo baja del pedestal a Black Mirror. La problemática alimenticia que recorre la trama de esta gema del clase b más pesimista sumado a la nostalgia de ese Edén desvalijado y perdido que alguna vez supo ser el planeta tierra, van armando un escenario que se impone por inercia sobre el argumento. Hay una historia y un héroe. Hay malos no del todo identificados y un misterio conspiranoico que bebe del drenaje psíquico de la Guerra Fría (no olvidar que estamos en 1973, en USA, y para el orgullo estadounidense el fin del mundo puede ser cualquier día). Pero lo que más queda de Soylent Green son sus postales: imágenes poderosas de gente atiborrada en la calle, desplomadas en el piso, rebalsando las escaleras, siendo removidas por palas cargadoras, desjuiciadamente desesperada por comprar un cuadradito más de plancton para tirar el día. Hay que decirlo: cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
Mmm... Soylent verde.