Seconds [1966]

¿Te aburriste de tu vida y la querés cambiar por otra?

La sensación de paranoia que transmite la película de John Frankenheimer comienza a partir del momento cero, directamente desde los créditos iniciales, en los cuales podemos ver planos cerradísimos de ditintas caras que se van deformando al ritmo del órgano disonante y fúnebre de Jerry Goldsmith.

En el opening, Arthur Hamilton, un banquero con una monótona y rutinaria vida protagonizado por John Randolph, recibe sorpresivamente un papel de parte de un personaje extremadamente sospechoso, que sin decir absolutamente nada se esfuma entre el caos natural de una estación de tren después de entregárselo en la mano, sumergiendo

al protagonista en una montaña rusa de confusión, paranoia, y desconcierto desde la propia introducción de la película.

Cinco minutos son suficientes para meternos de lleno en una historia desesperante, contada a través de una sinfonía planos de todos los estilos que podamos imaginar, con una permanente sensación de claustrofobia, y una edición vertiginosa que marca el ritmo de la

película, cargándonos de adrenalina en cada minuto y sin dejarnos respirar siquiera un segundo.

Seconds es, claramente, una de esas películas que hay que ver sabiendo lo menos posible.

Déjense llevar por la confusión y disfruten la desesperación.

Escribió @krautnic

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