Rosetta [1999]

Dardenne Brothers I Francia I 95 min I 2017.

La dificultad de tener una “vida estable” cuando el sistema no te lo permite. La escena inicial arranca con un grado de violencia que sorprende, no por su gravedad, sino por lo directa y desmedida en que se presenta. La cámara sigue a una joven desde atrás, pegadita a su espalda para no perderla. Rosetta camina a paso apresurado, se mete en un pasillo, baja unas escaleras, cruza una puerta y entra decididamente a buscar explicaciones por su despido laboral. De la rabia interna a la erupción hay un solo paso y Rosetta termina a los golpes, con una impotencia enorme que la perseguirá durante el resto de la película.

¿Cuánto cuesta “una vida normal? ¿Cómo lograrla si cada día es un viaje tortuoso de la periferia hacia al centro, del centro a la periferia, sin nunca estar en ningún lugar más que moviéndose para sobrevivir? Rosetta como toda la obra de los hermanos Dardenne es una muestra de lo bien –y lo necesaria- que es para el cine que haya gente capaz de trasladar la realidad a la pantalla. Acá se retrata a los que menos tienen, al precarizado, al desempleado y en ese mismo movimiento se pone sobre relieve que toda reacción individual es consecuencia de una red socioeconómica invisible pero tan presente que podemos sentirla y hasta escucharla como se tensa cada vez más. Sin romantización ni dedos señalando los comportamientos de los personajes, Rosetta es lo que es y lo que hacen de ella.

Va por todo, contra todo, todo vale por un sueldo miserable y otro poco de (in)seguridad laboral. Haciendo equilibrio entre los márgenes de la sociedad y el deseo intacto de una vida normal, Rosetta se mueve, golpea, choca contra lo que sea que tenga enfrente. Acciona como puede. Acciona como le sale. No pide tu opinión. No quiere tu juicio de valor. Los Dardenne lo entendieron rápido, en el silencio de las nucas están todas las respuestas.

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