Rabid [1977]

David Cronenberg I Canadá I 1977 I 91 min

Rabid es la muestra de que Cronenberg desde el principio de su carrera ha estado obsesionado con la cuestión del cuerpo, más precisamente con la materia “carne”. Para el canadiense, del otro lado de la piel, hay otra vida, una que muta, se infecta y va reconvirtiéndose a su gusto y su criterio. Rabid es apenas un pantallazo de sus ideas alrededor de cómo el organismo mismo puede ser el enemigo. Nada de exterioridades peligrosas y sobrenaturales. El horror viene del cuerpo como un dominó que se transmite al de lado.

Entre el cine clase B adorador de hemoglobina y un mood fantasmagórico (no sé cómo explicar esto pero la música del inicio suena a niebla, huele a ataúd húmedo) la película no esclarece nunca lo que en verdad es. Parece una zombies, pero los que atacan apuntan casi siempre al cuello como vampiros. Parece una de vampiros con rostros pálidos y árboles pelados alrededor, pero en vez de colmillos, hay una protuberancia fálica que asoma de una herida mal cerrada y succiona como el beso de un mosquito. Cronenberg no explica mucho las causas sino que las cosas suceden y ya. De una cirugía estética que experimenta con el tejido de una mujer malherida Rabid concluye con una plaga de contagios que terminan inaugurando una epidemia incontrolable subrayando entonces lo que Cronenberg siempre ha dicho. Si hay algo que está mal dentro de nuestra materia, es porque nosotros también lo estamos.

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