Noel Black I Estados Unidos I 1968 I 89 min
Como una continuación de su personaje en Psycho (1960), Antonhy Perkins otra vez vuelve a confirmar que es un tipo muy pero muy raro y que debajo de su torpeza, detrás de su sonrisa, adentro de su cabeza su cerebro sigue haciendo la vertical.
Acá hace se calza el traje psicopáta y la flasha bastante con la contaminación ambiental -son los sesenta, claro-. Es un asesino serial acusado de haber quemado la casa de su tía con ella adentro y que luego de haber estado varios años encerrado se reinserta al mundo (o eso es lo que intenta). Mientras tanto, camina por la calle jactándose de que es detective de la C.I.A.
Arranca como una especie de thriller proto-conspiranoico pero salpicado con la lisergia de la época con unos planos muy llamativos a través de vidrios y espejos donde los rostros quedan distorsionados jugando un poco con esta idea de realidad alternativa. Después llega el amor en los ojos de una estudiante, y entre eso y el desequilibrio de Perkins, la comedia negra emerge con más fuerza pero también la violencia.
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