Wim Wenders l Alemania l 145 min. l 1984.
Una silueta de polvo, un hombre que ya poco humano es, camina por el desierto con la mente apagada, con ojos blancos y vacíos, enfocados en un eterno horizonte insolador con latentes irrupciones de su pasado que hacen corto en su mente una y otra vez como dos cables pelados que se tocan.
Sensible y frágil desde su inocente y anacrónica mirada, Travis, que no tiene rastros de su pasado debe emprender un largo camino volviendo por las huellas de su psiquis con el fantasma de su pasado que lo va acechar un largo periodo de tiempo. Un camino por traumas emocionales que fracturaron y trizaron su mente, un camino para aprender de nuevo desde relaciones humanas hasta modismos del habla.
Conectando puntos neuronales para humanizarse de nuevo y recuperar la esencia de su ser.
Paris, Texas, es eso, una hermosa y amplia narrativa sobre auto descubrimiento, una mezcla y una mirada europea -por el cineasta alemán Wim Wenders con la ayuda y colaboración de Robby Müller en fotografía- sobre Texas y como los beneficios de ser oriundo de la otra parte del oceano puede aportar una mirada diferente sobre el arido desierto texano, sus noches, sus días y su naturaleza.
Hermosa obra de redención y nostalgia para recordar a Harry Dean Stanton que transforma el guión de esta historia con una representación desde el corazón para dejarnos medixs heridxs y melancolicxs.
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