Algunos meses atrás me ilusioné con la posibilidad de que Robert Eggers, uno de los mejores exponentes del terror en la actualidad, hiciera una versión propia de Nosferatu. Actualmente esto se volvió una incógnita.
La manija, hace algunos días, me llevó a revisitar el Nosferatu del hermoso Herzog. Una película totalmente fundamental para el género y que en propias palabras del director fue la que hizo que lo hiciera seguir un lenguaje visual especial así como también darle un homenaje a su musa Murnau y al expresionismo.
Si el cine de vampiros es una caja infinita de posibilidades, acá Werner -en la excelente compañía del enfermo de Kinski, mi scream queen favorita Isabelle Adjani y el hermoso de Bruno Ganz- logra sacarle el jugo a todo. A la mitología, al drama, al miedo y a la metafísica existencial con la que convive el Conde en su hastiada vida "inmortal".
Si ya has visto películas del director alemán posiblemente ya estés acostumbrado a su capacidad de quitarte el aliento durante sus largometrajes con todas sus formas amorosas de tratar el cine como un artesano. Y si nunca viste nada de él, Nosferatu es parte fundamental de su filmografía y uno de los lugares donde mejor se puede ver resumido su estilo.
Subimos la copia en alemán porque para Herzog es la culturalmente mas autentica y no veo el motivo de no hacerle caso.
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