Valiendo la redundancia, nos adentramos al cuarto largometraje de Jim Jarmusch visualizando un tren que se nos acerca a 24 frames por segundo. Será el tren que nos lleve a recorrer las calles antológicas de Memphis, donde recorreremos sus sitios junto a una pareja japonesa y a una piba italiana quienes se encuentran allí por distintas circunstancias de la vida.
La historia está conformada por tres cuentos en los que siempre el fantasma de Elvis recorre las escenas, fijado por la memoria colectiva de quienes se sintieron acompañados por su música. El rock and roll es el pulso vital de la historia y se entrelaza entre conversaciones algo cómicas que tienen como compañía radial a un oculto Tom Waits locutor.
Mystery Train nace en el auge aceleracioncita de la globalización y se ve que era un tema que al director lo interpelaba porque dos años después nos llevaría a recorrer las calles de Italia y Finlandia subidos en el asiento trasero de un taxi.
Ah, también aparece Joe Strummer, a quien queremos un montón.
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