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Merry Christmas, Mr. Lawrence [1983]




Nagisa Ōshima I Japón I 124 min I 1983

Merry Christmas, Mr. Lawrence es de esas extrañezas que pueden encontrarse en lo que se supone que es cine bélico. El realizador Nagisa Ōshima elige captar la actitud marcial de los nipones a través de una simetría estoica. Guardianes y prisioneros conforman un juego que visto desde el lente del realizador -y sumergido por la alienígena banda sonora de Ryuichi Sakamoto- hace de la guerra un escenario anómalo, irreal. Entremedio, un David Bowie siempre sugestivo que en dos o tres miradas ya hace tambalear la disciplina, el rigor y la heterosexualidad de uno de los soldados japoneses. ¡Y como para no enamorarse! Bowie es ese bicho raro que encandila y atenta con su comportamiento la lógica de control de los campos de concentración y así, ante su presencia el paisaje de la guerra se deshace, queda en rídiculo.


¿Por qué los japoneses se sacrificarían en caso de que fuesen capturados? ¿Por qué están tan arraigados al pasado? No solo está la lógica superficial de prisioneros y guardianes, sino que Ōshima se toma el tiempo (un tiempo ritual) para poner cara a cara la lógica cultural británica con la lógica cultural nipona. El harakiri, por ejemplo, es inconcebible en la mente inglesa. Y lo que se vive como un horror en la cabeza de los británicos, es apenas otra aspereza en los tantos rituales que construyen el orden japonés.


Perlícula lírica y brutal. Hiperrealista hasta terminar desgranándose. La culpa en Bowie se hace carne y la redención lo convierte inmediatamente en héroe. Lejos, la mejor actuación de este bello extraterrestre de ojos bicolor, pelo rubio y dientes que en su defecto, esconden un atractivo magnético. Esa magia que hace que no lo podamos dejar de ver.


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