El debut de John Carroll Lynch detrás de cámara no fue ni mas ni menos que el tributo en vida al gran Harry Dean Stanton, quien dejó el plano terrenal en el año 2017 a sus largos 91 años.
Stanton oficia de Lucky, un hombre solitario que tiene una establecida rutina la cual cuenta con una ínfima posibilidad de ser cambiada a dicha altura de la vida.
Teniendo en cuenta que fue la ultima película del actor y, el tono con el que retrata la vejez, entre reflexiones, miedos y la autoconsciencia del final de la vida -refugiado en un gran existencialismo- se podría decir que tenemos en nuestro frente la visión representativa de este sin sentido para quien supo acompañar películas de David Lynch -de hecho aquí participa como un habitante de un bar al que asiste Lucky-, entre muchos directores reconocidos más.
Si alguien supo transitar y amoldarse al desierto yankee haciendo de él su escenario perfecto para desarrollar raíces donde poco y nada crece fue Harry Dean Stanton.
Quien escribe cree que se trata de una de las mejores despedidas en vida que tuvo el cine y no miente si dice que largó una lagrima al escuchar I See a Darkness sentado en un cine.
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