Chantal Akerman l Belgica l 127 min. l 1978.
Anna es una directora de cine belga que viaja alrededor de diferentes países de Europa para presentar su película. Mediante planos estáticos y generales, vemos a Anna deambular por diferentes espacios: pasillos de hoteles, estaciones de tren, calles de diferentes ciudades.
Durante esos recorridos tiene encuentros fugaces con desconocidos, que se le acercan para hablar sobre situaciones íntimas de sus propias vidas, tratando temas que en realidad interpelan a todos los personajes de alguna forma, tales como la soledad, el desamor, la añoranza de algo que no se puede recuperar, la fugacidad a la hora de relacionarse con un otre o como la guerra destruyo y cambio todo a su alrededor.
Ella escucha, con la mirada perdida hacia el fuera de campo, pero casi nunca responde, como espectadores nunca sabemos con certeza si ese silencio es por no saber qué decir o porque en realidad tal vez no hay mucho que decir.
A pesar de estos encuentros, el espíritu de soledad siempre bordea al personaje, quien a veces decide estar sola y otras veces, por inercia, decide estar acompañada, para eventualmente sentirse más sola. Lo cual nos hace cuestionarnos, como seres humanos, acerca de cuántas veces hacemos cosas para intentar llenar de manera ilusoria el vacío de la soledad.
Anna parece nunca saber cómo conectar con las personas, a excepción de su madre, la cual ve después de 3 años y a quien le comparte sus sentimientos más íntimos con respecto a su sexualidad.
Más allá de que la película puede considerarse autobiográfica, Chantal Akerman demuestra ser capaz de retratar algo que va a ser característico de toda su filmografía: la tristeza que se encuentra de manera inconsciente y que recorre todos los espacios de manera silenciosa.
Escribió: @_maitemalnero
Comments