En lo que sería el cuarto cuento moral por orden temático pero no por salida ya que, Ma nuit chez Maud del año 1969 lleva consigo esta numeración, Rohmer nos deposita en un caserón de vacaciones donde los sueños burgueses habitan remojándose los pies en las costas del Mediterráneo.
Adrien es un tipo de negocios, compra y vende obras de arte y se encuentra por abrir su propia galería. Por esto y, contrariando el deseo y decisión de su novia de irse a Londres en Julio, Adrien parte solo a vender un jarrón chino y poner la mente en pausa a una casa de campo con playa en Francia, donde vive su amigo Daniel quién lo acompañará en dicho no-descanso.
Aquí es donde aparece Haydée, una piba bohemia que para en la misma casa junto a estos dos varones ultra pretenciosos, los cuales se encargan de querer controlar hasta los deseos bajo el estado de latencia que pone el verano y su respectivo ocio.
Daniel, en búsqueda de confirmar todo el mundo que recrea en su cabeza y su egolatría se acerca a la piba generando un lazo tóxico en el cual la respuesta será un jaque mate a todo su mansplaining.
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