La segunda entrega del camino en búsqueda de venganza y redención de Beatrix Kiddo, no es mas ni menos que la confirmación de lo que ya se había visto en el 2003. La acertada idea del director en dejar reposar dicha venganza durante un año para saber su culminación, termina generando un lazo mayor con nuestra asesina favorita.
A partir de distintos salteos temporales que buscan ir salpicando al espectador con hechos para ir (¿cerrando?) la historia se estiliza la violencia de una manera maravillosa. Siempre retomando los recursos orientales del cine kung fu que tanto admira Tarantino.
Aquí terminaremos de conocer las motivaciones de Beatrix, sus enseñanzas, quienes y por qué la traicionaron. Todo mientras esperamos un abrazo lleno de ternura que mantiene vivo cada minuto del metraje.
¿Lo grotesco de cientos de yakuzas ahogados en un rio de sangre ó la formación técnica en un mano a mano entre prodigias del uso del sable?
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