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Ghost Dog: The Way of Samurai


Ghost Dog: The Way of the Samurai


Jim Jarmusch I Estados Unidos I 1999 I 116 min


El Jarmusch de fin de milenio es uno tan Jarmusch como los anteriores, con una obsesiva búsqueda sociológica en el entorno elegido pero con la paciencia de quien asume la hipervelocidad que han tomado las cosas y sabe que no vale la pena intentar alcanzarla. En este caso, el Jarmusch de fin de milenio es uno que contempla las zonas criminales de la ciudad a través de los ojos de un gigantón imbuido de valores orientales. La mafia italoamericana con su añoranza a las épocas de oro convive con el soundtrack de RZA, suficiente para tranmitir la disciplina samurai bajo la que vive el protagonista. Así, bajo esos dos polos opuestos se arma la película.


Ghost Dog es ese que eligió retirarse del mundo para cultivar su universo interior. Aislado,en una terraza con palomas como compañía y una estricta concepción de la moral, junto a sus libros de literatura japonesa, Forest Whitaker encarna al sicario más atípico que vi y lo pone de camino a la venganza no por capricho, sino porque según sus códigos hay cuestiones que deben resolverse a sangre fría para que el planeta se mantenga en equilibrio más allá de que eso se confronte con la propia vida.



"In the words of the ancients, one should make his decision within the space of seven breaths. It is a matter of being determined and having the spirit to break through to the other side".


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