Errol Morris I Estados Unidos I 1978 I 85 min
El deseo de abrir un cementerio de mascotas para que la comunidad pueda despedirse, llorar y visitar a sus compañías animales, es apenas la lámina superior de algo, una inquietud, una vibración, un pensamiento en mayúsculas que atraviesa a cada persona. Hablar de la muerte es abrir un conducto que nos hace replantearnos todo. Pero hablar en sí, también lo es. Errol Morris prendé la cámara y va sentando frente a ella diferentes individuos que simplemente sacan palabras de sus bocas y a modo de coro terminan armando una radiografía de cierta ideología estadounidense moderna.
Gente que se lamenta por sus sueños incumplidos: esas canciones escritas que jamás se publicarán. Gente que milita la motivación: muchas veces, un escudo contra la finitud, otras una búsqueda de sentido existencial. Gente que ama. Gente que extraña. Gente que si puede rascar un billete más, se las ingenia y lo hace como ocurre tanto con quienes ven un negocio en el cementerios de animales, como en su contracara: las fábricas de reciclaje animal que convierten cadáveres en materiales como gomas y harinas. Cada frase que se suelta en este documental a veces dice algo concreto, otras, queda simplemente suspendida en el aire y es ahí donde pareciera que Morris quiere dejarla, flotando en un gris tan extraño y confuso como el propio mundo.
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