Matthew Bright I Estados Unidos I 102 min I 1996
La mejor versión de Caperucita Roja es esta Reese Witherspoon indomable y vengativa que trata de escapar por un bosque que, en vez de árboles, tiene asesinos seriales y drogadictos, madres prostitutas, padrastros meta anfeta y esposas de clase media casadas con maridos pedófilos. Aunque lo parezca, esta no es otra road movie indie en las estanterías de un videoclub en los 90. O sí la es, está bien oculta y olvidada. Detrás de su rostro de thriller noventero, Freeway es una gran carcajada contra los sectores más conservadores pero así también contra el trapo impoluto que flamean los biempensantes. Es rabiosa como una Natural Born Killers con menos presupuesto y retorcida como si acabase de inyectarse la filmografía entera de John Waters en las venas.
Esta Caperucita se llama Vanessa Lutz y es una adolescente menor de edad que avanza a los tumbos a través del lado B de Los Ángeles: estaciones, paradas, tribunales y la cárcel (el esquema promedio de aquel que el sistema rechaza). Pero Freeway por suerte no está para lamentos y la denuncia fácil. Le cabe la risa y de todo se burla. El cine como provocación delirante. Ese explotaition que agarra los géneros y los licúa donde tomar un cuento clásico para hablar de prostitución infantil en la contemporaneidad puede resultar todo un hallazgo subversivo.
Una película totalmente imposible de hacerse hoy, por eso es que vale tanto.
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