Si se trata de crear ambientes incómodos, violentos, cargados de sordidez y frustración Thomas Vinterberg ha demostrado con Festen ser el candidato perfecto para fabricarlos.
Rodada con cámara en mano, Festen toma la delantera del movimiento Dogma 95, una serie de principios estéticos, un manual de reglas vanguardistas creadas por Vinterberg y por el queridísimo, y nos ponemos de pie, Lars Von Trier, que destinan la atención de sus producciones al contenido temático por encima del refinamiento técnico, proponiendo valores simples al componer narraciones cinematográficas sin grandes presupuestos
La historia transcurre dentro de un lujoso hotel propiedad de los Klingenfeldt, una familia de la alta burguesía danesa que se reúne a rendir homenaje al patriarca por su cumpleaños, un hombre respetadísimo por quienes lo rodean. En la cena, Christian el hijo mayor, aprovechará el brindis para dar un discurso donde revelará el secreto más perverso de la familia que, en muchas oportunidades, intentarán deslegitimar pero no será suficientes para evitar desatar el caos y la brutalidad.
En esta película, Vinterberg hace un excelente trabajo a la hora de evidenciar tradiciones caducas de una familia que ha sido fincada con el dolor de sus integrantes más vulnerables recorriendo la ceguera, la complicidad del silencio, la frustración, el racismo, la pederastia y la imposición de normas propias del estatus social. Una obra que sin grandes adornos nos sacude de nuestros asientos y nos sumerge en un devastador escenario.
“Escribí dos discursos papá. Uno verde, el orto amarillo. Tu escoges”
Comentários