John Huston | Estados Unidos | 100min | 1972
Basada en la novela de Leonard Gardner, John Huston realiza esta excelente poética de la figura del perdedor, aquel que sobrevive en hoteles de mala muerte conviviendo junto a otros con el alma igual de herida. Ambientada en algún suburbio del Estados Unidos profundo, Fat City es un drama potente donde todo pareciera estar bordeado por el aura de Bukowski.
Acá los personajes sufren, la comida no llena y el alcohol se vuelve el mejor amigo del hombre. En cuanto a las escenas de boxeo, no cargan con la épica de Rocky ni mucho menos con el dinamismo de Raging Bull, porque claramente el largometraje apunta a otro lado: hacia la periferia de quienes rodean ese deporte. Está el entrenador cazatalentos que sueña con besar el éxito, el joven púgil interpretado por Jeff Bridges que ve el futuro con los ojos cargados de inocencia y aquel que alguna vez triunfó y ahora consume sus días sentado en la barra de esos bares iluminados al mejor estilo Edward Hopper.
De qué otra manera puede musicalizarse el martirio de existir cargando las piedras del pasado si no es con blues y country. La elección de la banda sonora es un gran acierto que termina por crear una atmósfera melancólica que nos arrastra hasta el final con la misma cadencia. Pero a pesar de que la soledad es parte del destino infranqueable de los protagonistas, no todo es mueca triste. La escena en la que Billy y Oma (Susan Tyrrel), refugiados en la penumbra de un bar a mediatarde, prometen acompañarse el uno al otro es la parte más romántica de la película. La única. Sin erotismo, sin seducción, solo un diálogo sincero entre dos ebrios dolidos que apuestan una vez más por la esperanza.
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