Apichatpong Weerasethakul | Tailandia | 2015 | 122 min
Pocas veces vi lo onírico amalgamado con lo real de una forma tan orgánica y natural. El mundo de los sueños y el mundo de los muertos entran y salen del universo realista con una espontaneidad y una gracia tan limpia que vuelve indisociable los límites de cada uno. Justamente porque no hay límites. Más que nunca, Apichatpong Weerasethakul nos hace tenerle fe a sus imágenes. A que si alguien dice ser una médium o un espíritu encarnado en el cuerpo de una mujer, le creemos sin reproches. Entramos sin preguntas.
Cemetery of Splendor es una experiencia sensorial como pocas. Una película de energías que fluyen, se desplazan y se entremezclan libremente. En algún lado leí que su cine era una especie de meditación guiada. Y ese postulado no puede estar más en lo correcto. La contemplación abruma lo narrativo sin llegar nunca a pausarlo. Los movimientos son constantes, repetitivos, controlados. No hay distinción entre el subir y bajar de las escaleras mecánicas y la respiración moderada de una persona dormida. El tempo es el mismo para casi todas las imágenes. Ni tan, tan, ni muy, muy. Un universo flotante y estable como para no querer abandonarlo nunca más. Todo eso es Cemetery of Splendor. O en pocas palabras: un mimo al ojo, de esos que no se olvidan y quedan contra, ante y dentro de la retina de la vida.
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