Un derrotero con todas las letras. A pesar de que Aki Kaurismaki se encuentre en las antípodas estéticas de los hermanos Dardenne, es notable -y comparable- la manera en que avanza la historia. A la primer desgracia laboral de Ariel se le van sumando otras cada vez peores. Hacia adelante y hacia abajo nuestro protagonista (un joven adulto educado en las chaquetas, las peinetas y el jopo de Elvis) va cayendo de escalón en escalón. En su road movie de superviviencia va transitando la pobreza, la calle y la cárcel. Conoce una chica, se enamora. Conoce a un tipo, se hace amigo. Todo una odisea para terminar encontrando en un barco en dirección a México una presunta esperanza que se nos niega y fin, ahi termina todo.
Para quienes no vieron nada de Kaurismaki, esta es una buena entrada a su filmografía. No hay nada como el mood del finés. Una mirada impoluta, de frente march, que por distanciada no pierde el afecto hacia sus personajes.
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