Tres años en la vida escolar de un adolescente filtrado a través de la mirada etérea de Shunji Iwai. Un flashazo generacional de la juventud japonesa del dosmil. La amistad entre dos que así como se arma se rompe. Todo se siente al máximo, todo rebalsa por los bordes del molde del corazon.
Ser wache es jodido. Entenderse. Conocerse. Comunicarse también. Internet puede ser entonces ese refugio donde las palabras del mundo exterior que no hacen pie pueden volcarse en un foro y construir redes. Yuichi vive en ese estado: entre la confusión y las primeras veces, de calleja con amigues o sentado frente a la pantalla mientras escucha las canciones de su artista pop favorita: Lily Chou-Chou, un enigma cibernético, la reina del éter, la única capaz de darle espesor a sus sentimientos.
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